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Un parto a medida
Clínica Zuatzu respeta la decisión de sus pacientes a la hora del parto y les proporciona la mejor asistencia en uno de los momentos más importantes de sus vidas. El ginecólogo Emerson Murua explica en qué consiste un plan de parto, qué podemos esperar de él, y sostiene que “la mayoría de las solicitudes ya forman parte de la práctica habitual. Afortunadamente los partos son ahora mucho más naturales y menos invasivos que hace veinte años. Proporcionamos una atención cien por cien personalizada para que la mujer se sienta cómoda y acompañada durante
el nacimiento del bebé”.
Dilatación
Es el momento previo al parto y puede alargarse hasta doce horas. Por eso “creemos que la intimidad de una habitación es el mejor lugar donde esperar la llegada de un hijo. Las mujeres que dan a luz con el equipo de Clínica Zuatzu disponen de una habitación propia donde relajarse con un libro, el ordenador, o música. Aquí tienen completa libertad de movimientos, sin tener que estar postradas en una cama. Mientras la mujer no tenga la epidural, la monitorización es intermitente, por lo que puede adoptar la postura que le sea más cómoda. Cuentan además con pelotas para aliviar el dolor o tener más libertad de movimientos”.
Con respecto al dolor, “las mujeres pueden elegir libremente si ponerse la epidural y cuándo hacerlo. Aconsejamos no esperar hasta el último momento porque tarda unos treinta minutos en hacer efecto, pero se la podemos poner hasta con ocho o nueve centímetros de dilatación. En caso de no querer anestesia, las mujeres cuentan con una ducha para poder relajarse con agua caliente”.
Durante el parto
Una vez la mujer ha dilatado, baja al paritario en su propia cama. “Allí puede dar a luz en la posición que le sea más cómoda: acostada, semisentada, sentada del todo, con las piernas en perneras o con los pies apoyados. También puede tener un parto vertical, con una barra donde ayudarse a empujar; esta última es la posición más natural y más cómoda, en cuclillas, y disminuye el dolor y los desgarros pero aún son una minoría las mujeres que la eligen. Es un trabajo mucho más mental que físico. También disponemos de un banco con un agujero en la parte central, pero no todas las mujeres pueden utilizarlo”.
En cuanto a las episiotomías, “nunca las reali-zamos de manera rutinaria. Son una excepción y se trata de una práctica que el médico sólo puede decidir llevarla a cabo en el momento del parto. Únicamente se reserva en caso de que el periné esté muy distendido y el riesgo de desgarro vaya a ser mayor que si hacemos un corte mínimo. Pero son casos excepcionales. En caso de vernos obligados a hacerla, los puntos los damos con un hilo reabsorbible y no hay que quitarlos. Tampoco se realizan de rutina los enemas o el rasurado, prácticas obsoletas que no aportan ningún beneficio para la mujer”.
La persona acompañante, generalmente la pareja, puede estar presente durante el parto y la mujer puede solicitar un espejo a la matrona para poder ver con sus propios ojos el descenso de la cabeza del bebé. En el caso de las cesáreas, si son programadas, “el acompañante puede estar presente en el quirófano”.
Tras el parto
Lo primero de todo es poner al bebé con su madre, piel con piel, o en brazos de su padre, si la madre así lo desea. “Esto es fundamental siempre que las condiciones así lo permitan y con la aprobación del pediatra, que está presente en todo momento durante el parto”.
“El corte del cordón umbilical lo realizamos a los dos minutos de vida para dejar la libre circulación de sangre y evitar el riesgo de anemia del recién nacido”.
Después del parto, el ginecólogo realiza el alum-bramiento activo para evitar el riesgo de atonía. “Suministramos una inyección de oxitocina a la mujer para que expulse la placenta y evitar así una hemorragia posparto”.
Una vez que los especialistas revisan tanto a la madre como al bebé, ya pueden subir a la habitación para recuperarse y disfrutar, juntos, de esta nueva etapa.